La asertividad es la capacidad de expresar nuestras opiniones, sentimientos o ideas con franqueza, claridad y respeto hacia los demás… ¡y no siempre es fácil!
La necesitamos constantemente en nuestra vida: imagine que está en un restaurante, comiendo en grupo, y al probar su plato percibe un cierto sabor desagradable, como si la carne no fuese reciente… Podría no decir nada y comerse el plato (¡tampoco es para tanto!) o dejarlo a un lado y quedarse con el disgusto en el cuerpo… Podría enfadarse de manera exagerada, hasta el punto de no ser capaz de hablar de otra cosa el resto de la velada… O podría llamar al camarero y, con amabilidad y firmeza, indicarle que le cambie el plato.
¿Qué cree que es más razonable? ¡La tercera postura, claro está! Pero no siempre es fácil… a veces nos puede la vergüenza y a veces la ira.
Pues bien, lo que denominamos asertividad corresponde a esa tercera postura, en la que expresamos lo que nos parece correcto y adecuado pero sin ofender ni molestar a nadie, con un lenguaje respetuoso a la vez que franco y directo.
¿Como tener más asertividad?
La causa más común de la falta de asertividad es una baja autoestima. Las personas que tienen poca autoestima tienden a rebajarse a sí mismas, a no tenerse en cuenta y a dejar de lado todo protagonismo. El problema es que los demás se adaptan a esa forma de ser exactamente de la misma manera: no tienen a esta persona en consideración, la juzgan por debajo de sus cualidades o posibilidades y no le otorgan ningún protagonismo.
Otro motivo es la timidez o el tener un carácter más bien pasivo, lo que se dice de «perfil bajo»: personas a las que no les gusta estar en la luz de los focos, llamar la atención o que les miren los demás.
Ni lo uno ni lo otro son excusas para ser poco asertivo.
1.- Los demás no adivinan tus pensamientos
Cuando se es poco asertivo se acaba pensando que los demás son poco atentos, despistados o que no nos tienen afecto. No tiene por qué ser así. Hay que tener el valor suficiente como para mostrar lo que se desea y pedir lo que se considera justo, sin que eso tenga que ofender a nadie.
2.- La asertividad tiene que ver con la conducta, no con la persona
Se puede ser más bien pasivo sin dejar de ser asertivo y, de la misma manera, las personas irascibles también pueden lograr (y sin tantas dificultades) un control de su carácter que les permita ser asertivas. El carácter o el modo de ser no determinan la asertividad.
3.- No te dejes dominar por tus pensamientos negativos
Las personas que no son asertivas suelen tener pensamientos negativos sobre las consecuencias de decir lo que sienten. Comienzan a imaginar que vivirán una discusión desagradable o que la conversación irá por derroteros que después tendrán consecuencias negativas. De esta manera, terminan por pensar que es mejor soportar la situación o ceder que decir lo que verdaderamente sienten o piensan.
Al mantener esta actitud en el tiempo pierden la capacidad de negociar, de expresar sus opiniones o de manifestar su personalidad, lo que tiene graves consecuencias tanto en el ámbito personal como en el laboral.
4.- Sé claro, pon ejemplos, no te vayas por las ramas
Sé conciso y directo. Esto no significa tener mala educación, sino preocuparte de que los demás te hayan entendido. Si quieres corregir un comportamiento no acuses a la persona sino resalta hechos concretos. Evita esas generalidades que sólo llevan al conflicto como «siempre haces esto…» o «nunca me ayudas»… y cosas así, que suelen ser injustas y llevan la conversación hacia donde no deseas.
Si te cuesta ser asertivo prepárate con un mensaje muy sencillo, del tipo: «cuando haces esto me siento así, y quiero que lo sepas. Te ruego que no lo hagas, por favor, porque me resulta desagradable sentirme así.» ¿Qué estás señalando al hablar de esta manera? Que te molesta un comportamiento muy concreto y que sabes que 1.- el otro puede cambiar y dejar de repetir el comportamiento no deseado y, 2.- que a la otra persona no le gusta que tú te sientas mal. Este es un modelo de comunicación asertiva.
Si observas el ejemplo anterior verás que no has atacado a ninguna persona. Se trata, mucho mejor, de relacionar hechos concretos con los sentimientos que provocan.
También es importante ser específico con las consecuencias de los hechos señalados. Por ejemplo, tomando un ejemplo del ámbito laboral: «cuando entregas tus informes tarde me provocas estrés y nerviosismo, me retrasas en mi trabajo y corremos ambos el riesgo de ser corregidos por nuestro superior. Te ruego que no vuelvas a hacerlo, por favor».
Como puedes ver, el objetivo no es imponerse a los demás, y así debe quedar claro, sino evitar un determinado comportamiento negativo.
5.- No ceder siempre
En todas las relaciones a veces hay que ceder y a veces no. Muchos blogs y libros de autoayuda quieren dar consejos tan eficaces que proporcionan recetas mágicas del tipo: «Si pasa A haz X». La vida no funciona así.
Para saber cuándo ceder y cuando no se debe reflexionar y aprender. ¿Usted cree que nunca expresa lo que siente? Haga un esfuerzo por ser asertivo, especialmente cuando ceder le haga sentirse triste. ¿Piensa que a la menor desavenencia levanta la voz y es agresivo? Trabaje su asertividad, porque ese comportamiento hiere a los demás y le provocará numerosas dificultades en la vida.
6.- Tu corporalidad
Esto puede resultar sorprendente, pero numerosos estudios revelan que la asertividad, la ansiedad y otros estados de ánimo y actitudes están profundamente relacionados con la postura física.
Tu postura le indica a tu cerebro el estado de ánimo en el que debería estar y, ¡todavía más!, también le indica a los demás cuál es tu dinámica en la conversación.
Esto quiere decir que cuando estás preocupado por una conversación sueles bajar los hombros y hablar en una voz más baja y monótona. Haz justo lo contrario: es mejor que levantes la cabeza, saques pecho y amplíes tu espalda. El mensaje para ti y para los demás será de seguridad y de dominio de la situación. Conseguirán que tu miedo pase inadvertido.
7.- Plantea soluciones razonables
El esquema de la asertividad, como hemos señalado, suele ser el siguiente:
hecho-sentimientos-consecuencias-solución
Entregas tu parte del trabajo tarde-Me provocas ansiedad y haces que entregue yo el trabajo tarde-Tendremos problemas con nuestro superior-Por favor, no entregues tu trabajo tarde.
8.- No se trata de reñir ni de discutir
Siempre con un tono tranquilo. Cuando quieras ser asertivo olvida el mal humor y la frustración que el hecho en cuestión te ha provocado. No es momento de reñir ni de atacar a los demás, sino de conseguir una modificación en la conducta del otro o una afirmación de tu derecho.
Espera a tener el estado de ánimo adecuado para la conversación que deseas tener… ¡pero no uses esto como excusa para demorarla eternamente!
9.- La asertividad es una competencia, lo que significa que es un hábito
Un hábito es un comportamiento que dominamos, que hemos interiorizado y que surge de nosotros con naturalidad. Evidentemente, los hábitos no se adquieren a la primera, pero una vez que los hemos asimilado se convierten en nuestra forma común de comportarnos. El objetivo, por lo tanto, va más allá de ser asertivo en ésta o en aquella ocasión: se trata de ser una persona asertiva.
No te desanimes si la primera vez no logras ser claro, se produce una discusión o la otra persona no quiere comprenderte. Deja pasar unos días, reflexiona y vuelve a intentarlo. Con el tiempo te resultará muy sencillo.
10.- Frente a la manipulación, asertividad
Hay personas manipuladoras que atacan sistemáticamente a los demás, manipulan los sentimientos y bloquean su propia simpatía hacia las emociones ajenas. Son «gente tóxica».
¿Qué hacer frente a gente así? Lo mejor es alejarte, pero no siempre es posible. Si no puedes evitar relacionarte con una persona de eta índole comprométete a no ceder: utiliza la asertividad. Insiste. No cedas. No aceptes una situación mantenida de injusticia. Verás como el manipulador termina por tratarte en un plano de igualdad y se reserva sus argucias para otros.
Por último, te aconsejo el siguiente enlace sobre cómo comprender a los demás. Te ayudará a abordar las conversaciones con determinadas personas-sobre todo con las más difíciles- de manera asertiva. También, en este post encontrarás un patrón, paso a paso, que te ayudará a ser más asertivo. Clic aquí .
Te agradecería que dejases algún comentario. Al comentar me ayudas a comprender si el mensaje ha llegado con suficiente claridad y además. Si, además, compartes tus consejos o experiencias, ayudas a otros (¡también a mí, claro está!) a ser más asertivos y a comunicarse mejor.
Compartiendo lo que sabemos mejoramos el mundo.
Muy claro, preciso y concreto. Para poner en practica
Muchas gracias
¡Muchas gracias!
Ser asertivos y comprender a los demás, no siempre es fácil sobre todo cuando son personas manipuladoras, dominadoras, que por mucho que hagas por ellos, los entiendas, no les llega nunca nada, por experiencia personal lo he vivido con un hermano y por muy asertiva que fui, dialogante, comprensiva, tolerante y le he dado consejos termine, con mi autoestima al ras del suelo, problemas bastante gordos de salud, teniendo que recurrir a la justicia. Eso es una y por otra parte, la gente hoy en día, confunden mucho ser asertivos, tener empatía, con ser bobos. Realmente la sociedad está tan adaptada a hacer lo que le viene en gana, que prefieren cambiar a quien es correcto, que mejorar o modificar su conducta ya que eso implica una igualdad y un respeto para con los demás. Esta es mi opinión. Y si me ha gustado el contexto de este tema. Muchas gracias.
Gracias a usted. Efectivamente, el manipulador nos sitúa en una posición muy difícil. Los manipuladores suelen huir de las personas asertivas porque les muestran lo que están haciendo de una manera indirecta pero franca. No obstante, ¡es mejor no tratar demasiado con «personas tóxicas»! Le agradezco su comentario